jueves, 10 de octubre de 2024

La Segunda Muerte


Segunda muerte: Para comprender esta importantísima y pavorosa cuestión, sobre la cual tan diversas opiniones se han omitido, hay que recordar primero algunos puntos capitales. Sabido es que Manas (mente) es dual: su porción superior tiende a elevarse hacia Buddhi, mientras que la inferior gravita hacia abajo, hacia los principios inferiores y más materiales. Estas dos porciones se hallan unidas por el Antakarana, canal de comunicación entre el Manas inferior y el superior, o sea entre el ‘ego humano’ (o alma humana) y el ‘Ego divino’ (o Alma divina), que son dos durante la vida humana (aunque el ego inferior sea ilusorio y el Ego superior verdadero) para convertirse en un solo Ego en el Devachán o en el Nirvana. Por medio de este puente se transmiten al Ego superior las emanaciones más nobles y espirituales del alma humana personal, las únicas que sobreviven (de todas las energías de la personalidad humana), y solo introduciéndose así las nobles energías del yo personal en la Mónada, fundiéndose la naturaleza moral con el Ego divino, es como el ego personal adquiere inmortalidad. Por el contrario el ‘alma kámica humana’ (kama=deseo), es decir el alma personal de un ser humano envilecido y perverso, que nunca ha tenido otros pensamientos que los relacionados con el yo animal, no teniendo, a la muerte del cuerpo, nada que transmitir al Ego superior, ni cosa alguna que añadir a la suma de las experiencias de pasadas encarnaciones, esta alma personal, encontrando roto el puente que une a Manas inferior con el superior, queda separada del Ego divino (de la Mónada o Chispa) y condenada a sobrevivir como entidad aislada, como “cascarón vacío” de conciencia verdadera o “sin alma”, y esta separación es para siempre (hasta que se disuelva lo inferior), a menos que, mediante un supremo y definitivo esfuerzo, consiga el hombre establecer de nuevo el puente de comunicación entre el ego inferior y el Ego superior. Cuando la reconexión entre manas inferior y superior no ocurre, el ego inferior se va aniquilando gradualmente, pero esto no significa simplemente discontinuación de la vida humana en la Tierra, sino que, las energías de la psiquis inferior se reagrupan y encuentran la forma de reencarnar en la tierra en una criatura aún inferior y más abyecta, y estas reencarnaciones se repiten en forma de seguidilla, cada vez con mayor degradación, hasta alcanzar, en algún momento, la disolución, aunque si encuentran la forma de proveerse de la energía vital de otros, pueden perdurar por tiempo incalculable. A estas criaturas, ya desprovistas de cualquier hálito de conciencia, la literatura medieval les ha dado el nombre de ‘vampiros’. (Hasta aquí, conceptos del Glosario Teosófico).
Explicado el tema algo más técnicamente se puede decir que, cuando el Cuerpo Causal o cuerpo mental superior, (el vehículo o ‘la matriz’ de lo que será más tarde el nacimiento del Ego divino), está todavía casi ‘transparente’ al final de un ciclo racial humano (es decir que no contiene los ‘colores’ de las cualidades que otorgan las experiencias que darán nacimiento al YO autoconsciente), entonces, por Ley de Economía, la Mónada o Chispa Divina se retira de ‘la burbuja mental superior’ que había sido manifestada como receptáculo para las energías de las experiencias, y la disuelve. Esta “burbuja de materia mental” es el alma humana o alma individual, la cual, al no absorber cualidades positivas para el desarrollo de la conciencia causal, (debido a que la persona humana, ‘una tras otra’, nada han aportado en cualidad), termina disolviéndose al final del ciclo, liberando así a la Mónada o Chispa, la cual formará, en algún ciclo futuro, una nueva “burbuja manásica”, cuando las condiciones favorezcan tal evento; pero hay que entender que cuando la Mónada pierde el alma individual, que tanto trabajo costó llegar a gestar a través de la evolución infrahumana, esto significa haber perdido una preciosa oportunidad y significa tener que ‘comenzar de nuevo’… Por eso se dice que, la “segunda muerte” o muerte del alma humana (o disolución de la ‘burbuja mental individual’), debe ser evitada, y la forma de hacerlo es desarrollando la conciencia, con el sentido de la ética y la creciente adquisición de comprensión. “La salvación de las almas”, frase corrientemente empleada en el cristianismo, tiene que ver con este tema, que aquí se explicó desde un punto de vista esotérico.
Estas fueron aproximaciones conceptuales a un tema que requiere de minucioso estudio teosófico para esclarecerlo más plenamente, pero lo dicho aquí es suficiente como guía de estudio.

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